viernes, 14 de septiembre de 2018

LA LEYENDA DE LA VIUDA


LA LEYENDA DE LA VIUDA

Despejaba con los puños la ignorancia, regresaba desde el fondo de los sueños para posarse en la cima de la vida. Creyó ser siempre un desdichado, al que el amor le huía, o se le escondía, y a quien la amistad le parecía tan solo otra mentira y al que la autoestima no valía la pena.
Cierto día despertó dando manotazos al aire, sudaba copiosamente, por lo que intentó abrir la ventana de su cuarto; extrañamente en el espacio donde quedaba ésta no quedaba nada, lo envolvió una placida sensación de vértigo mientras caía pesadamente contra el suelo.
No murió de golpe ni del golpe, por su mente desfilo toda su vida, como una película que corría aceleradamente, hasta que apareció en ella ella, el amor de su vida, transformando su muerte en un suspiro vital haciéndole tener una tremenda erección.
Lo recogieron los vecinos, pues en su soledad, de él solo quedaban sus restos, quienes terminaron comprándole un sencillo cajón de tabla barata, sin embargo, al irlo a guardar en él no pudieron cerrar la tapa, creando la disyuntiva entre cortarle el miembro o añadirle otra tabla al ataúd. Los presentes, tan pobres y solos como aquel, simplemente se miraron a los ojos, como preguntándose qué hacer ante tremenda determinación.
Ya iban a decidir cuando apareció una hermosa viuda, aunque nadie la conocía, nadie se le interpuso, quien, apropiándose del cuerpo del desdichado, se lo llevó sin que nadie más volviera a saber de él ni de ella.
Desde ese día se volvió común que los hombres que murieran trajeran tan rara condición, se dice que ellos sueñan, antes de morir, en la extraña viuda, encareciendo por lo tanto los costos de los cajones y enriqueciendo al carpintero. Dicen las malas lenguas que fue aquel el que envió a su propia hija, dándole nacimiento a la extraña leyenda, que invade por doquier al barrio.
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