MERCENARIOS
Rompen contra las almas solitarias las afujías capitales,
parecen olas llegando hasta una playa vacía, inmensa y
desolada.
Entre tanto cantan cuervos en las noches oscuras,
por lo que el miedo se apodera poco a poco de todo,
mientras los hombres atomizan sus recuerdos,
y en el alba, al nuevo día,
creen desterrar del alma atormentada sus pesares,
sin percatarse que son ellos mismos quienes los crean y
ocasionan,
volviendo sus destinos unos círculos viciosos donde se es
santo o demonio,
dependiendo del momento o del poder.
Suponen que hay que ir por donde sopla el viento de la moda,
sin importar lo que se pierda en el intento,
solo basta que haya sido engendro del hombre superficial y
material,
hambriento de la gloria existencial.
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