LAS
VERDADERAS DEMOCRACIAS SON AQUELLAS QUE ENTIENDEN DONDE ESTÁN Y EN DONDE SE
GENERAN SUS FALLAS
Los problemas de las democracias se generan en sus propias
reglas y principios, pues gobernar para todos y en libertad implica tener sociedades
y dirigentes serios y honestos, que se edifiquen y se postulen para practicar
reglas y principios justos, ecuánimes y claros, que no estén persiguiendo
beneficios ocultos para ellos solos, o para sus propios clanes, y por lo tanto están
dispuestas a poner en evidencia a todos los mentirosos, acusar a los
delincuentes ya sean estos copartidarios, amigos o familiares, a protestar
contra cualquier forma de entuertos y a mantenerse unidas en contra de los
populistas que llegan ofreciendo pajaritos de oro, cuando todo el mundo en
ellas sabe que eso no es real.
Entonces los estilos y modelos de los reglamentos, normas y
leyes son las claves para poner en evidencia a todos aquellos candidatos a gobernantes,
quienes solo llegan ofreciendo lo que todo el mundo quiere oir y practicar,
pero que al final de cuentas son apenas esquemas de engaños y sofismas claros
para robar y desfalcar.
Las principales bases de las democracias son la educación
de sus habitantes, un alto nivel cultural y la verdad, pues con ellas se
edifican las sociedades fuertes y conocedoras de sus propias condiciones y
limitaciones, que de entrada y de una entienden las intenciones de quienes se
postulan para ser sus conductores, impidiendo que a partir de las mentiras se
desarrollen después movimientos políticos que solo llegan buscando el robo y el
desfalco de los erarios públicos, apropiándose y robándose los recursos con los
que se financian los gobiernos de todos.
Si estamos de acuerdo en que estas son las bases y los principios
en que se edifican las democracias y las sociedades serias y honestas, nos daríamos
cuenta que en Colombia estamos muy lejos de este ideal ya que unas de nuestras
principales fallas se originan en los bajos niveles de la educación pública y por
ende de nuestros habitantes, a quienes se viene sometiendo a muy pobres
esquemas de preparación, cultura y educación, permitiéndose que así prosperen
aberrantes tipos de estilos, medios y culturas para alcanzar el éxito personal,
como han sido la narcotraficante, la paramilitar y la guerrillera, aceptándolas
como posibles modelos para enfrentar las faltas de oportunidades que se generan
en unas sociedades acostumbradas a padecer y a sufrir a gobernantes que han
encontrado en estos círculos vicios sus cotos de caza, sus campos de acción
como si fuera algo normal, enquistándose y enseñoreándose en nuestras
sociedades débiles, que los terminan viendo como sus modelos a seguir, y por lo tanto convirtiéndolas en ciudades
y estados fallidos, pues todo lo que nace del error y del delito se convierte
en una aberración.
El poder hacer conciencia de estas garrafales fallas de
nuestros sistemas, pueden ser los puntos de partida para poder llegar a los principios
con los que se puedan hacer los cambios fundamentales que tanto necesitamos
para cambiar y mejorar, de resto es seguir regodeándonos en nuestros propios errores,
que de tantos repetirlos se han venido eternizando.
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