COMO
SIMPLEMENTE SOBREVIVIMOS EN UN MAR DE ENGAÑOS
Inundados por un mar de mentiras,
muy pocos aprendemos a nadar sobre ellas,
simplemente nos conformamos con flotar de la manera más
elemental,
insuflándonos de oxigeno los pulmones,
pero al mismo tiempo desocupando en los caminos nuestros
intestinos,
llenando al mundo con un reguero de excremento.
Luego, como si fuera la más grande solución posible y creíble,
nos conformamos con pedirle a uno de los tantos dioses que
hemos inventado,
para rogarles que los que mienten dejen de hacerlo.
Es igual a la posición que asumimos cuando educamos a los
hijos,
engañándoles con mentiras todo el tiempo,
y posteriormente reclamarle a la vida las injusticias que
producen esos engaños,
generándose después con ellos los problemas que nos acosan
cada día.
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