UNA LUCHA DESIGUAL EN PERMANENTE EBULLICIÓN
Díganle a la gente que todavía nada está perdido, que la
confusión de todos comienza donde termina una manía, la de buscar abajo lo que
se ha perdido arriba.
Somos,
las personas, quienes confundimos nuestras vidas, al creer que solas se
enderezan las mentiras, por esto tenemos que poner de nuestra parte uniéndonos,
pues es bien sabido que el que miente está seguro con sus miles de argumentos,
por lo general baladíes, de sus entuertos con las falsedades en las que
edifican sus mentiras, y que para desgracia de todos en el mundo, hoy gobiernan
nuestras vidas; además conocen lo débiles
que somos en nuestros encuentros diarios buscando esa verdad.
Son
intentos de luchas desiguales, donde estando juntos como mayorías no somos más
que las minorías, con un agravante en la ecuación, que sí no logramos mantener
cerrada la boca del que nos miente por convicción, tampoco lograremos abrir las
vías de la restauración, la de una verdad que ejerza la solución a las mentiras permanentes, esas que por negocio mantenemos en constante ebullición.
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