EL MUTISMO AMBIENTAL NO ES SILENCIO
Enfrascados, como estamos y vivimos en Colombia, en tantos
problemas, los acumulados y los nuevos que van brotando, y con tantos actores
luchando por hacer presencia y efecto en la escena nacional, todo lo referente
a lo ambiental pasa de largo, a muy pocos les importa el tema más allá de lo
imaginario y de los hermosos escenarios naturales que van quedando registrados
en hermosas fotografías, como si fuesen a permanecer así por siempre, pero a
los que la cruda realidad está atacando y afectando por todos lados.
Solo
es conocer las cifras que a diario se dan sobre la desforestación y la erosión
de nuestros suelos y montañas, de cómo el número de árboles en las selvas,
bosques y ciudades disminuyen a pasos agigantados, y con ello los ríos y demás
fuentes del agua dulce y potable, sin que siquiera consideremos que el asunto
es grave, urgente o prioritario; mantenemos un acelerando deterioro ambiental
general como estilo de desarrollo, que se debe y se tiene que detener
inmediatamente, porque el planeta, del que pareciera que todo los países del
mundo no hicieran parte, como nosotros, ya no aguanta más abuso y destrucción,
en aras del progreso humano y las riquezas de algunos.
Es un
mensaje de deterioro y destrucción que nos vienen diciendo y arrojando a la
cara, desde hace mucho tiempo, las cifras, los datos, los números, las estadísticas,
los cálculos, los científicos, las especies animales que desaparecen y se
mueren ante nuestros ojos cómplices, y los pocos árboles que nos quedan, que en
su silencioso suplicio nos confirman la hecatombe que tenemos en ciernes.
Estoy seguro que si los árboles, y las demás especies de
animales del planeta, pudiesen hablar, ya nos hubieran hecho reaccionar ante sus
angustiosos gritos de auxilio y llamadas de ayuda, pero como no lo pueden hacer,
suponemos entonces y torpemente que el medio ambiente se encuentra bien o que
lo podemos componer muy fácil, cuando la realidad nos está mostrando otra cosa.
Las
decisiones ejecutivas sobre el desarrollo y progreso, del país y del mundo, las
vienen tomando las élites políticas que tiene cooptado a los Estados, y hasta
ahora para ellos lo ambiental es poco importante mientras no genere dinero o
riquezas, así que los demás tenemos o que resignarnos a esta visión, o aglutinarnos
para que esta tendencia cambie, desgraciadamente la decisión está en cada ser humano,
¿o afortunadamente?; aquí la pregunta fundamental es ¿lo podremos hacer cuando
nunca hemos podido?
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