miércoles, 26 de octubre de 2016

EL MUTISMO AMBIENTAL NO ES SILENCIO

EL MUTISMO AMBIENTAL NO ES SILENCIO

Enfrascados, como estamos y vivimos en Colombia, en tantos problemas, los acumulados y los nuevos que van brotando, y con tantos actores luchando por hacer presencia y efecto en la escena nacional, todo lo referente a lo ambiental pasa de largo, a muy pocos les importa el tema más allá de lo imaginario y de los hermosos escenarios naturales que van quedando registrados en hermosas fotografías, como si fuesen a permanecer así por siempre, pero a los que la cruda realidad está atacando y afectando por todos lados.                                                                                                     
 Solo es conocer las cifras que a diario se dan sobre la desforestación y la erosión de nuestros suelos y montañas, de cómo el número de árboles en las selvas, bosques y ciudades disminuyen a pasos agigantados, y con ello los ríos y demás fuentes del agua dulce y potable, sin que siquiera consideremos que el asunto es grave, urgente o prioritario; mantenemos un acelerando deterioro ambiental general como estilo de desarrollo, que se debe y se tiene que detener inmediatamente, porque el planeta, del que pareciera que todo los países del mundo no hicieran parte, como nosotros, ya no aguanta más abuso y destrucción, en aras del progreso humano y las riquezas de algunos.                                                                                                                                                              
 Es un mensaje de deterioro y destrucción que nos vienen diciendo y arrojando a la cara, desde hace mucho tiempo, las cifras, los datos, los números, las estadísticas, los cálculos, los científicos, las especies animales que desaparecen y se mueren ante nuestros ojos cómplices, y los pocos árboles que nos quedan, que en su silencioso suplicio nos confirman la hecatombe que tenemos en ciernes.
Estoy seguro que si los árboles, y las demás especies de animales del planeta, pudiesen hablar, ya nos hubieran hecho reaccionar ante sus angustiosos gritos de auxilio y llamadas de ayuda, pero como no lo pueden hacer, suponemos entonces y torpemente que el medio ambiente se encuentra bien o que lo podemos componer muy fácil, cuando la realidad nos está mostrando otra cosa.                                                                                                                                                                       Las decisiones ejecutivas sobre el desarrollo y progreso, del país y del mundo, las vienen tomando las élites políticas que tiene cooptado a los Estados, y hasta ahora para ellos lo ambiental es poco importante mientras no genere dinero o riquezas, así que los demás tenemos o que resignarnos a esta visión, o aglutinarnos para que esta tendencia cambie, desgraciadamente la decisión está en cada ser humano, ¿o afortunadamente?; aquí la pregunta fundamental es ¿lo podremos hacer cuando nunca hemos podido? 

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