POR AMOR PROPIO
Ella escribía con el desespero que genera la soledad, de la
comisura de sus labios colgaba un cigarrillo del que caían cenizas mientras lo
fumaba, entre tanto escuchaba en la radio el sonsonete de la última canción sosa de
moda.
Intentaba con
esfuerzo concentrarse en el texto que escribía, una carta de amor para un
amante desconocido, pero el humo del cigarrillo le hacía llorar los ojos, y lo tonto que decía la letra de esa canción la distraía de la idea que tenía.
En
ese momento pensó en suspender lo que hacía, pero tuvo la extraña sensación que
alguien la miraba, aplastó en el cenicero el cigarrillo y al levantarse del
asiento sintió que en el mismo cuarto había otro sujeto.
No lo pudo distinguir desde el comienzo, los fuertes
rayos de luz que irrumpían por la ventana, y lo lloroso de sus ojos, le
impidieron ver el rostro de quien era aquel que la acompañaba, por lo que impactada
se quedó inmóvil mientras aquel sujeto se le acercaba, quiso gritar, pero un
nudo en la garganta lo impidió y al sentirse asida, por las manos, perdió todo
sentido con la realidad.
Cuando
recobro la conciencia estaba desnuda en una cama de un motel, solitaria y
confundida, recordando con horror lo que había vivido antes, ¿o soñado?
No lo quiso descubrir ni lo pudo averiguar,
pues después de esa experiencia no le quedó en la conciencia más recuerdo que
una extraña idea, estaba convencida que todo había sido un sueño y que esa
pareja, la que la asió, eran sus propios dedos que ahora la llenaban de
felicidad.
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