lunes, 10 de octubre de 2016

A LOS CARROÑEROS

A LOS CARROÑEROS


En un mismo lugar de la Tierra conviven varias manadas de humanos, que por negocio se han  transformado en fieras asesinas y carroñeras de los de su misma especie, están siempre pendientes de la próxima víctima o cadáver en donde poder hincar sus dientes, es una relación complicada que se multiplica al ritmo de la ecuación de quien, o qué, comande la emoción de esas bestias controladas, que mantenidos en control constante, están permanentemente estáticos y eléctricos, teniendo latentes los más bajos instintos siempre, a punto de estallar a la más mínima señal de sus corrompidos líderes, que como élites, por doquier pavonean su poder, sea este religioso, político o económico.                                                                                                                                                     
 Es una situación delicada con pronóstico reservado; toda una amenaza mortal a punto de explotar y desbordarse; pero el resultado es peor cuando no prima la unión de todos los demás, que  actuando como rebaños despreocupados de nuestros destinos, promovemos con esto la explotación del individuo como simple mercancía,  lo que ocasiona esta reacción, que como en una fórmula matemática, el resultado final depende del factor que controle esa ecuación, que, si fuera sentido común y alegría, que ya es algo raro en nuestras vidas, la situación sería otra, muy distinta a la actual donde nos reina el descontrol y el miedo, como medio de control a lo que nació torcido.


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