jueves, 20 de octubre de 2016

TENÍAN EL MISMO DESTINO (cuento)

TENÍAN  EL  MISMO  DESTINO



Casi que sin creer, escuchó el ruido que tanto estaba esperando, aguardo unos cuantos segundos antes de decidirse a hacer algo, vagaron en su mente los recuerdos de tantos años de vida, de espera y de ilusiones que morían no bien nacían, sin embargo, se levantó como si fuesen sus últimos esfuerzos, las fuerzas habían quedado en cada día de espera por este momento, iba a suceder lo que más anhelaba en lo más profundo de la esencia de su ser, aun sabiendo que podría ser blanco o negro, si o no.
Cada paso que dio desde la cama, donde permanecía desde hacía muchos años postrado, hasta la ventana de su habitación representaban una alegría y una tremenda felicidad interior, sabiéndose cada vez más cerca del ser que según él poseía la formula milagrosa para poder ser otra vez feliz.                      
Divisó por entre las cortinas vaporosas y traslucidas, como descendía del taxi su amada María.
María Fernández, era aquella a quien Raúl siempre había amado, intensamente, a su manera, no fue la única pero sí a la que más y en que forma.  Su corazón latía tan aceleradamente que pensó por un instante que se le iba a detener de repente, palpitaba con una extraña sensación y lo que estaba viejo, controlado, lo que creía muerto u olvidado renacía velozmente, la piel arrugada y fría se templaba y se entibiaba nuevamente recordando antiguas emociones.
Mientras María, caminaba lentamente imaginando lo que podría suceder al cruzar la puerta de la casa de Raúl, su anterior hogar, su antiguo nido, paredes que poseían años y años de su existencia, se detuvo por un momento y vacilo en irse de allí, Raúl que observaba desde la ventana, comprendió fielmente el significado de aquel momento y creyó morir instantáneamente, recobrando la vida nuevamente al verla devolverse y tocar en la puerta.
Éste vivía con una señora, dedicada a su servicio, quien abrió la puerta, que por ser nueva en el asunto y no conocerla le pregunto con las formalidades del caso lo que quería, pero María no se detuvo, impulsivamente entro, no creyó importante el tener que hacerlo, algo internamente le llevaba adentro de lo que había sido de ella; por lo que la señora inmediatamente grito:
-         ¡Señor, señor, venga rápido, venga a ver que una señora ha entrado en la casa…¡¡.
-         ¡Ya..¡, Guillermina, silencio, déjela seguir…, Perdona María es nueva y no te conoce..
-         Claro que si, entiendo, no te preocupes…, ¿cómo estas...?, ¿cómo te encuentras...?
Preguntas que desgarraron de un tirón el corazón de Raúl pues la sintió fría y distante.  Quiso llorar y tirarse a los pies del ser que tanto amaba, pero un impulso amortiguador dentro de sí lo contuvo y simplemente respondió:
-Estoy bien, ya ves, aquí solo pero bien, y tú como estas..?.
-Muy bien, feliz y dichosa, viviendo todos estos años como no pude vivir mientras estuve contigo, he estado conociendo muchas cosas que me eran desconocidas, aprendiendo nuevas sensaciones, Raúl disculpa que te diga de antemano todo lo que siento y como vivo en estos momentos, y enterarte por si lo que estas intentando es en volverme a atraer a ti como antes… ¡.
- No..¡,no, no, no por favor, no estés tan prevenida, María, por favor te necesito, no puedo vivir sin ti, eres mis alegrías, mi felicidad, eres mi vida, solo esto quería decirte, que te enteraras por mi boca que desde el día aquel que te fuiste, hace ya casi diez años, deje de vivir normalmente, me convertí en un ente desde que descubrí cuanto te amaba, sé que es muy triste y penoso el decírtelo ahora, pero tuve que sufrir todo esto en carne propia y así entender también, en parte, cuanto te había hecho yo sufrir con mi comportamiento anterior, y quiero pedirte perdón por todo, mi amor, créeme que no encuentro las palabras o las razones que me digan porque tuve que vivir todo este horror para comprenderte, para saber quien eras, discúlpame, discúlpame..¡.
Raúl rompió en un fuerte llanto, ante la callada y asombrada María que no creía ni entendía lo que estaba aconteciendo.
Quiso impulsivamente cogerlo entre sus brazos y consolarlo como antaño lo llego a hacer, pero no lo hizo, por el contrario, permaneció estática y muda.  Raúl fue controlándose solo y lentamente, ya calmado siguió hablando.
-         Luego que te fuiste aquella tarde de Abril no quería volverte a ver y por eso no te empecé a buscar inmediatamente. Permanecí solo, durante unos seis meses que duré en comprender que había hecho, entendí los hechos que me conducirían por este camino de dolor y privaciones, pero tú ya no existías, habías desaparecido de cuanto escenario, sitio o lugar yo conocía contigo.  Solo ayer, cuando nuestro común amigo Miguel, vino a visitarme, me enteré que estabas aquí de nuevo, después de casi diez años aparecías de repente, volvías y él me lo decía, fue entonces que le hice jurar y re-jurar que tú vendrías a visitarme, para demostrarte todo lo que he cambiado y cuan diferente puede ser todo entre los dos.  Sé que ya no somos jóvenes, pero con tu fuerza y tu energía podríamos disfrutar lo que nos quede de vida viajando y gozando por todas partes….
-         ¡¡Espera...¡¡, espera Raúl, no te afanes, con calma; es cierto que vengo resentida y prevenida, pero no va a ser eso lo que me haga cambiar de opinión sobre lo que pueda pasar entre nosotros dos.  Créeme que me va a doler mas a mí que a ti el tener que decirte lo que voy a decirte, porque entiendo lo que puedes estar sintiendo por mí, pero no soy la indicada para comprenderte y tranquilizarte después de todo lo que me toco pasar y sentir en carne propia, eras el amor de mi vida en aquellos precisos instantes de mi existencia, ¿cuantos años me tuviste como un vil instrumento..?, ¿cinco, seis..?, créeme que allí mataste ese amor que te tenía y no sé si pueda ser mas fuerte o más débil que el que estás sintiendo en este momento, pero era tan grande que me llevo a odiarte tanto, que me metamorfosee en otro ser distinto, ¿me entiendes..?¡, ya no me aproximo a la María que conocías, soy otra, muy distinta..¡, y que ya no te quiere ni te necesita..¡.
-         ¡Oh¡, María, María..¡ como me destrozas, como me destruyes..¡.
-         ¡Un momento, eso sí que no, ¿culpable yo...?¡, ¿insinúas eso...?
-         No..¡, no..¡, no es eso..¡.
María no quiso seguir escuchándolo más, abrió la puerta y la cerro tras de sí de un portazo tan tremendo que toda la casa vibro del impacto.
Raúl quedo frío y extenuado, llamo a Guillermina y la mando a buscar personalmente al doctor Tascón, viejo medico conocido.
Al quedar por fin solo fue hasta el baño de su cuarto, llenó la tina con agua caliente, se desnudo y con una cuchilla de afeitar se corto lo más profundo que pudo las venas de las muñecas de sus brazos, introduciéndose así en la tina, muriendo a los diez minutos desangrado, sumergido en un agua/sangre tan espesa que su cuerpo flotaba en ella.
Al rato, cuando llego la sirvienta con el doctor, su cuerpo fue descubierto y la noticia se rego como pólvora, llegando casi que inmediatamente a oídos de María.
Esta, fue sacudida por tan tremenda noticia, cayó abatida de dolor y pena, de inmediato se sintió culpable, no había creído a Raúl capaz de semejante acto, creyó que su desprecio lo iba a llevar a olvidarla, o a odiarla, pero nunca a que se quitara la vida.
Su desconcierto fue total, la María que había creído muerta y muy bien enterrada, en lo profundo de su vida y sus recuerdos, fluía a borbotones haciéndola llorar ese antiguo amor que renacía.                                                                                                   
Un impulso inconsciente y macabro la llevo a querer ver en ese instante el cuerpo de su ahora nuevamente amado Raúl.  Salió corriendo desesperada hacia la casa de Raúl, las personas que en ese momento estaban cerca de ella la vieron como salía corriendo como loca, sin prudencia ni control hacia la calle, se abalanzo a la vía, y no bien puso un pie en esta, cuando fue atropellada violentamente por un veloz auto que en ese preciso instante pasaba, matándola en el acto.
La diferencia de tiempo entre una muerte y la otra fue apenas de unos cuantos minutos, dicen que alcanzaron a ser veinte, lo que llevo a mucha gente a decir ciertas cosas, como por ejemplo que cuando los agentes de policía llegaron a hacer el levantamiento del cadáver de ella, notaron que las facciones de su rostro pasaron de una mueca de terror y tristeza  a una de máxima felicidad, intentaron acomodarle la boca y siempre volvía a posición de risa, también dizque los cuerpos coincidencialmente fueron puestos uno junto al otro en la morgue, y de ellos brotó una especie de nube o humo, elevándose y disipándose en el ambiente.
Se han dicho tantas cosas, pero no de que tenían un destino común, ellos tampoco lo sabían, porque si lo hubieran sabido estoy seguro que no hubieran hecho lo que hicieron.               
Estoy convencido que, si Raúl se hubiera decidido a quitarse la vida diez años atrás, le habría quitado la vida a María también, ¿pero eso ahora, a quien le importa...?


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