UN REO ENCERRADO EN SUS RECUERDOS

UN REO ENCERRADO EN SUS RECUERDOS

Encerrado, entre las cuatro paredes de una celda sucia y oscura, 
escuchaba mentalmente un reo sanguinario el ruido de un río imaginario, como aquel que quedaba junto al viejo rancho, 
en el que había nacido una noche cualquiera sin que nadie lo quisiera, 
y en donde se escondió para crecer solo y torcido, y lo que es peor, 
sin que nadie lo supiera.

Se supone que no tuvo padre, porque su madre nunca supo cual cliente fue; 
ni menos madre, porque esta se murió al poco tiempo de haberlo parido.

Al principio, supuso que era una locura de su mente, 
escuchar constantemente ese extraño ruido, 
pero con el tiempo se acostumbró a aquel sonido cristalino, 
hasta el extremo que hoy se baña en él todos los días, 
como lo hacía de antaño en su querido nido, como era aquel viejo bohío, 
al que regresaba cada noche después de cada asesinato, 
para lavarse en el río la sangre de sus víctimas; 
y a las que sigue matando en cada nuevo anochecer.

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