CONCUPISCENSES
E INDOLENTES
Con los escrúpulos de un asesino, la humanidad ejecuta sigilosamente
el rumbo designado por su estupidez; el que la está llevando, sin remedio, a desaparecer.
Con la concupiscencia como el modelo a seguir y sin la
inteligencia superior como patrón, de la que tanto dice que hace gala a cada
rato y que también recalca poseer, está labrando su destino hacia una segura
perdición, y lo que es peor, con una posible extinción.
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