miércoles, 21 de junio de 2017

CHARLAS CON MUERTOS

CHARLAS CON MUERTOS


Un viejo primo muerto, Jorge Canuto, me confirmó la otra noche, cuando en sueños hablábamos de todo un poco, que, en las cimas de las montañas más altas, como en el Everest, el Chimborazo, el Aconcagua, o hasta en el modesto Puracé, ante la escasez de oxígeno, las personas que suben allá buscando confrontarse, se comportan como idiotas y muchas de ellas incluso se terminan suicidando.

Sin despedirme de uno y sin saludar al otro, de pronto con quien conversaba en ese sueño era con el tío Julio, también muerto, el que ahora me insistía y discutía en el argumento que las personas preocupadas son más idiotas que un pollo o un marrano a las puertas de la muerte.

Fue entonces cuando me desperté, con la boca aun seca de tanto hablar dormido, y recordando ese extraño sueño, para regresar a mi normalidad, o sea, a estar aplastado por la realidad de no tener ingresos fijos, de no tener un trabajo productivo y de envejecer viendo al tiempo morir, el que dicen que vale oro, y yo no logro retener.

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