UN
ERROR GARRAFAL CONTRA UN HOMBRE NORMAL
Cae EL ESPECTADOR en un error garrafal, muy de colombianos,
que es querer ser más papistas que el Papa, al generar, uno de los principales periódicos
del país, un editorial con un título rimbombante, desproporcionado para mi
humilde opinión, y querer con él señalar y clasificar a los señores Pablo
Armero, jugador de fútbol, y al director técnico de nuestra selección, señor Péckerman,
como malos ejemplos a seguir y pésimos modelos a imitar, como si no fueran un par
de simples seres humanos, con errores y virtudes, porque uno fue convocado a la
selección nacional de fútbol después de haber generado un suceso de violencia
intrafamiliar, y el otro como técnico, porque lo convocó.
No pretendo hacer apología de la violencia de ninguna índole
al insinuar que se están enfocando en un mal momento y acto de una persona, el
señor Armero, y con ello generalizándole su imagen pública a la de un
maltratador, por no haber pedido excusas a todo el mundo en su momento por su
execrable acto, y además parecieran también culparlo por los malos comentarios
y reacciones de las personas por las redes sociales contra la periodista que
solicito la exclusión del jugador por esos sucesos, sin considerar mientras
tanto nadie la opinión más importante en estos hechos, la de la directa
afectada, o sea su esposa, con la que creo sigue viviendo, sin consultarle como
ha estado conviviendo con semejante fiera. Hoy son dos personas que después de
este alboroto mediático van a necesitar de psicólogos y de especialistas para
que no se les termine rompiendo el vínculo al recalcarle a ella que vive con un
maltratador, y para él al pensar que la reacción que están tomando los hechos
es porque es él.
Hasta antes de ese infausto suceso conocíamos a ese jugador,
el señor Armero, como una buena persona,
decente, alegre y divertida, de origen extremadamente humilde que se había
hecho a pulso en la vida, superando la pobreza y la violencia del medioambiente
donde nació y creció; hasta ese suceso era un buen modelo a seguir, quien había
encontrado en el deporte la herramienta para salir de esas paupérrimas condiciones
por sus propios méritos, igualmente lo conocíamos como una persona disciplinada
y esmerada, no de otra forma se puede llegar a esas instancias de su deporte, eran
imágenes que la misma prensa exhibía con demasía.
Si se van a hacer juicios
morales y éticos contra malos personajes públicos, dedicándole editoriales a
grandes títulos en uno de los diarios más leídos del país, se están equivocando
de personajes, hay que concentrarse en los verdaderos malos ejemplos, empezando
por la clase política y por los dirigentes públicos y privados, ya que tratar
de hipócritas, ¿o que significa decirles que no se laven las manos?, a estos
señores por lo que han hecho es desproporcionado cuando los malos ejemplos
cunden por doquier, empezando en la propia selección donde han habido jugadores
que hasta armas han sacado a sus compañeros y por eso no han quedado señalados
como bandidos, o que siendo un país laico no dejemos de escuchar a tantos
jugadores que dedican sus goles y sus acciones a la gloria de su dios y no al
esfuerzo de ellos mismos y al esquema del equipo, o que jugadores que ganándose
millonadas de dólares se la gastan en coches suntuosos mientras van violando
las normas de tránsito y la ética social.
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