EL PARANINFO DE DOS AMIGAS NINFOMANAS
SEGUNDA PARTE
Sin embargo, cuando, de nuevo, por cosas
del destino, se volvieron a encontrar, después de tanto tiempo casi no se
pudieron reconocer, pues en aquel espacio de tiempo los cambios físicos en
ambas eran tan grandes que parecían seres distintos a aquellas cuasi-gemelas
que habían coexistido tanto tiempo juntas.
Cuando las miradas se cruzaron, y cada una
reconoció a la otra, la sensación de amistad, de cariño, de confianza, el mismo
amor que las había unido aquella lejana tarde en que se conocieron por primera
vez, de nuevo volvió a aparecer, distinto por lo adultas que eran ahora, pero
parecido a aquel momento, cuando niñas y tiernas se prometieron amistad eterna.
Con lágrimas en los ojos se fueron
acercando hasta confundirse en un abrazo cálido y sincero, comprendiendo
tácitamente, ambas, que la separación era una marca que, aunque imborrable, les
señalaba limites a aquella amistad que las había unido antes sin barreras ni
control, habiendo transformado en recuerdo para una, y en vicio enfermizo para
otra, aquellas viejas experiencias de lo que parecía haber sido una hermosa
relación.
Catalina, a costa de penitencias y
autoflagelaciones, se había transformado en una mujer lúgubre y extraña,
novicia en trance de convertirse en monja, flaca, fea, ojerosa, caretriste,
desgarbada, langaruta, mal vestida, quejumbrosa; ni sombras de la mujer
aventurera, loca y arriesgada que en el pasado hubiera roto con cualquier
obstáculo en su camino, y en el de su amiga, con tal de realizar sus deseos, ya
fuesen cuerdos o locos.
Por eso para Claudia fue tenaz y deprimente
ver a su amiga así, ella que se veía deslumbrante, radiante de felicidad, hermosa
físicamente, como siempre, más rellena, más fuerte, más vital, con una energía
desbordante que en la medida que fue reconociendo el estado actual de su amiga,
la aplacaba y la entristecía convirtiendo en desazón y lastima la alegría de
volverla a verla.
-
No lo puedo creer, ¿eres tú, Cata?
-
Sí, soy yo, Claudia, algo cambiada, ¿no es
verdad?
-
¡Por Dios!, ¿algo cambiada?, te ves terrible,
estás acabada, no puedo creer lo que estoy viendo, ¿qué te ha pasado Cata?
-
Pues que me he estado purificando ante los ojos
de Dios, quiero ser monja y me he estado arrepintiendo de todo lo que hice, y a
la vez rezo por ti, para que cambies.
-
¿Pero al extremo de estarte suicidando?, no te
entiendo, pues si mal no recuerdo las últimas palabras que me dijiste, cuando
nos despedimos, fueron que me iba a morir con la vida que estaba llevando, ¡pero
mírate...!, ¿qué puedes decir?
-
Ya te lo dije, busco el perdón de Dios, he
destruido el objeto del deseo, ahora es mi alma
y mi espíritu lo que importan, el maldito
cuerpo dejó de importarme, solo vivo para redimirme ante sus ojos, vivo para
salvar mi alma, pues descubrí que en la abstención física, en clausurar las
emociones del cuerpo, está la perfección de ella, está el éxtasis, el nirvana,
la felicidad, el verdadero amor.
Claudia no daba crédito a lo que oía en
labios de su entrañable amiga.
-
¿Y tú?, pregunto Catalina.
-
Pues que te digo, en este momento de mi vida soy
la mujer más realizada de todas, tengo mucho dinero, tengo muchas propiedades,
tengo muchas personas que trabajan para mi servicio, tengo los hombres que
quiero, perdona pero estoy tan sorprendida de cómo te veo que nuestra situación
se parece como aquel chiste de las dos amigas, ¿te acuerdas?, del que tanto nos reíamos, el de aquellas dos amigas
que después de muchos años se reencuentran y una le pregunta a la otra como le
ha ido en la vida, y la otra le comenta que divinamente, que se casó con un
viejo millonario y que este se murió rapidito y la dejo con una cuantiosa
fortuna y la está disfrutando conociendo y comiéndose cientos de hombres; y le
devuelve la pregunta a la otra amiga, y está con voz quejumbrosa le dice que ha
tenido muy mala suerte en la vida, que se casó con un miserable que solo le
dejo un granero y una fama, ¿si te acuerdas del chiste..?, ja, ja, ja.
-
Claro que me acuerdo, ¿pero y que tiene que ver
ese chiste con nosotras?
-
Pues que la amiga interpretó esas frases como si
fueran negocios, el granero y la fama, cuando la realidad era otra, que eran un
granero en el culo y una fama de puta, y a ti, que te veo y me dices que estas
dedicada y consagrada a Dios y lo que veo es una piltrafa humana, no puedo más
que reírme y asombrarme por las circunstancias, pero créeme que es de rabia, de
desazón, tú dedicada a encontrarte con Dios y vuelta mierda, y yo encontrándome
con cientos de hombres, puteando y cada vez más bella, según mis pretendientes,
¿no te da risa..?.
-
Para nada Claudia, me ofendes y ofendes a Dios
con esos comentarios.
-
Mira Cata, sé que te va a parecer extraño, pero
quiero hacerte una propuesta, pues ante lo que estoy viendo y viviendo en este
instante, en cada una de nosotras, se me ocurre hacerla, pues veo que la
interpretación de Dios es muy diferente en ambas, claro que antes te quiero
hacer algunas confidencias de algo que me ha pasado y el porqué de mi riqueza
material, el porqué de mi felicidad y el porqué de la propuesta que te quiero
hacer, ¿me quieres escuchar?
-
¿De qué se trata?
-
Te acuerdas del mendigo aquel, el que generó el
rompimiento entre las dos, se llama Javier y resulto que era un profesional muy
destacado que había caído en las manos del vicio, de las drogas, y cuando
comencé a tener relaciones sexuales con él, de manera extraña, pues nunca fue
mi propósito, renació a la vida sin vicios y sin drogas, nuestra relación le
dio un impulso vital que volvió a creer en sí mismo, y hoy es otra vez un
hombre exitoso y agradecido, tanto que es quien administra mis recursos y los
ha multiplicado por millones de veces, que no puedo imaginar cuanto tengo.
-
No entiendo ni imagino que me estas tratando de
decir con este asunto.
-
No es ningún invento ni cuento, y te lo reafirmo
al decirte que algo extraño me está sucediendo con los hombres menesterosos,
locos, drogadictos, viciosos, o cualquiera que esté en desgracia, pues si
decido tener relaciones sexuales con cualquiera de ellos, sorpresivamente y sin
encontrar explicación alguna, dejan sus vidas pasadas de miserias y problemas y comienzan a experimentar un
cambio inmediato en sus mentes, me creen una diosa o algo así, una mujer
inalcanzable para cualquiera de ellos, que al sentir mi cuerpo entrelazarse con
el de ellos, algo les ocurre en sus cerebros, me dicen varios de ellos que es
como si se les prendiera un botón, un chip eléctrico en sus mentes, que al
razonar sobre el hecho extraordinario, que es tener sexo con una diosa, como me
identifican, prefieren abandonar la dejadez y la miseria en la que han vivido, argumentan
que lo hacen para intentar ganar puntos para un nuevo estilo de vida, donde
puedan alcanzar más fácilmente mujeres como yo, ¿qué te parece la explicación?.
-
¿Estás hablando en serio Claudia?
-
Claro que sí, ¿no me estas creyendo?
-
¡Ni un ápice de lo que me estás diciendo!
-
Mira Cata, te voy a llevar al pueblo ese, te
acordas a donde nos fuimos de vacaciones, cuándo cumplimos nuestros quinces,
para que veas en que se ha transformado hoy.
La mayoría de los hombres con los que tuvimos
relaciones en aquellas vacaciones, por no decirte que todos, son otras
personas, han alcanzado unas transformaciones personales increíbles, que son
hoy todos exitosos, espiritual, psicológica y económicamente hablando, aunque
puede haber alguno que no haya podido cambiar, pero ignoro si existe, ya que el
resto son los testimonio de lo que te quiero exponer.
-
¡Claudia, no comprendo nada!
-
Pues mira Catica, lo que te quiero decir es que
algo extraordinario y milagroso me está ocurriendo, no sé si solo a mí, pues
muchos de los hombres transformados o tocados por el milagro del que te hablo,
también fueron tocados por tu cuerpo, por eso he vuelto a buscarte, pues puede
ser que tú también tengas este don misterioso, del que te estoy hablando.
-
Sinceramente es tan loco el tema del que hablas
que mi mente no es capaz de hacer un simple análisis de los hechos como algo
real, ¡no te puedo creer!
-
Pues lo vas a tener que hacer, pues los hechos
son tozudos.
Partieron entonces a hacer el recorrido que Claudia proponía, Catalina incrédula y a la vez
molesta por tener que revivir momentos que ya creía superados, mantenía una
actitud de rechazo y de prevención ante los hechos, pero en la misma medida que
iba reconociendo personajes y lugares,
donde descubría los cambios físicos y mentales que se habían dado en estos,
cuestionaba sus reservas y sus propias dudas, sin comprender ni querer saber
por qué ni el cómo hoy todos estos hombre eran seres dispuestos a disfrutar la
vida y a luchar por ella, y los entornos que entonces eran tristes y míseros,
también hoy daban muestras y caras de alegría y bienestar.
Poco a poco Catalina se fue dando cuenta que algo muy fuerte,
y aún más extraño, existía alrededor de los sucesos de su vieja vida, y de lo
que pasaba con la de su amada amiga, era algo fuera de toda comprensión y
lógica, debía tener fe en que algo sucedía ante sí, para asumir como verdad un
hecho cuestionable para la mayoría de personas, amarradas a otras creencias, pero
evidente a los ojos de los que habían vivido tan extrañas experiencias, y que
eran esos cientos de hombres que hoy manifestaban y atestiguaban, a través de
sus vidas actuales, que un milagro les había sucedido cuando en sus vidas se
toparon con las dos mujeres que ahora adoraban y que se replicaba en las de
otros miles, aquellos otros con los que habían tenido relación, quienes también
atestiguaban y aseguraban los hechos sucedidos.
Cuando Claudia le mostró el proyecto que tenía esbozado,
donde ambas serían las fundadoras-directoras de la “Congregación de la
Consolación de Dios sobre el hombre”, Catalina con lágrimas en los ojos solo atinó
a decirle gracias a su amiga del alma, quien para celebrar el regreso de su
alma gemela, la convido a hacer un rápido recorrido por la ciudad, donde
recogieron de afán a dos menesterosos con los cuales disfrutaron el reencuentro
de Catalina con el sexo y el de Claudia con la convicción que sus actos eran
secundados por la mano de un Dios invisible y etéreo, que según ella, es quien
le mueve sus caderas cuando al ritmo de los recuerdos de los pobres diablos se
confunden con una cascada de polvos y erecciones.
Así
fue como poco a poco Catalina fue recobrando su belleza física y la alegría en
el alma, convencida como estaba fue el motor que la idea necesitaba.
Hoy, la congregación conocida legalmente por la sigla “Concondiosho”,
pero más reconocida e identificada de la manera popular con que la gente las
denominan, o sea como “Condonesdediosas”,
la conforman una legión de hermosas mujeres, que una vez fueron conociendo los
sucesos, fueron fácilmente convencidas de lo que pregona la orden, que el sexo
salva y libera al hombre pobre de sus cadenas y miedos, y a ellas las eleva a
peldaños cercanos al olímpo de los hombres, yendo por esto, por miles, a las calles de las
distintas ciudades y pueblos, recogiendo pordioseros y a todo tipo de
menesterosos, a los que van sacando de sus huecos y guaridas, y a la par los
van llenando de emociones nuevas, condones por montones, erecciones por doquier,
polvos infinitos y motivos milagrosos, para alcanzar una vida plena y feliz; no
sin dejar de encontrar inconvenientes en la actividad, pues a raíz de que todo
el mundo ya conoce el secreto de su fundamento, muchos hombres inescrupulosos, los
egoístas, los avariciosos, los morbosos y ambiciosos que se disfrazan de
mendigos para poder gozar así gratis de un servicio sexual único e inigualable,
según lo dicen los afortunados que reciben el servicio milagroso, pero esto ha ido
creando que entre las novicias e integrantes de la congregación, desarrollen e
inventen distintos tipos de métodos y filtros que les sirven para evitar el
contacto con personas que jamás van a recibir el milagro, por más que se
disfracen de pobres diablos.