NO QUEREMOS
APRENDERNOS LA LECCIÓN
En los restos de la
escoria humana, después de incinerar sus cuerpos,
están todos los
vestigios de un drama que no parece tener fin,
cobijado bajo la
trama que no paran de urdir, con los hilos del poder,
quienes no quieren
oposición a sus terribles y mañosos objetivos.
Acumuladas las
cenizas en los cementerios,
buscándose hacer
trizas las evidencias, al pasar el tiempo,
el viento se encarga
de levantar el polvo de las verdades escondidas,
descubriendo las sartas
de mentiras que se dicen,
pues la realidad nunca
acepta versiones de sí misma.
Los tramposos lo
saben, pero amparados en la corta memoria de los mortales,
se animan y se
arriesgan a mentir, una y otra vez,
ya qué, hasta el día
de hoy, la humanidad no ha aprendido la lección.
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