AL INTERIOR DE UNA GRAN ANTONOMASIA, LA DE LA DESILUCIÓN MÁS GRANDE
La mayoría de los
seres humanos, por antonomasia, somos buenos,
aunque pareciera ser
todo lo contrario, pues los pocos que son malos,
en sus manos, resumen
el poder de los actos que nos condenan a todos,
dando a parecer un alto
grado de perversión entre todos los humanos.
Venimos, desde hace mucho
tiempo,
tanto que el tiempo
olvidó cuando fue el momento exacto,
caminando por una
cuerda floja,
la cual se sostiene, bamboleándose,
dentro de una ética insustancial,
equilibrando con ella toda
la maldad posible sobre la bondad invisible,
convirtiendo a la
humanidad en la mayor frustración de una gran desilusión,
dejándoles así libre
el camino, por donde se introducen como plagas,
aquellos pocos que
prostituyen al montón que no se inmiscuyen.
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