HEMOS
HECHO DEL PLANETA UN LUPANAR
Pensar
qué, con el dinero, se puede compra fácilmente la felicidad,
es tan
absurdo, como creer que vivimos en pleno paraíso terrenal,
aguardando
desde entonces a que sean unos dioses los que nos conduzcan hacia un cielo,
surgiendo
de allí los hechos concretos que nos tienen confundidos y deshechos,
pues tras
cada fantasía personal, intentando volverse realidad,
las
sociedades cierran las puertas de acceso a cualquier indicio de humanidad,
ya que,
cada individuo, encuentra así los motivos suficientes y necesarios
para justificar
su suciedad, haciendo del mundo una especie de lupanar,
donde cada
quien consigue a la prostituta que valida su propia vanidad.
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