SOMOS SOMBRAS, NADA
MÁS
Pálidos destellos aparecen
como trombas, todos los días, sobre la Tierra,
emanando detrás de las
sombras que emiten los cuerpos humanos,
cuando estos se
desplazan, por los caminos que han construido,
después de derruir al
mundo conocido.
Son seres que refulgen
tras sus penumbras, como rayos mortales,
resecando, a su paso, la
piel de un planeta moribundo,
quien, con continuas
pataletas, les reclama los hechos desastrosos,
a los individuos de
esa especie, por las consecuencias de sus actos maliciosos,
sin que éstos se den
por enterados, pues consideran que los espera,
al final de sus largas
y anchas autopistas,
un sinfín de milagros pavimentados
con mentiras.
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