LA
CONSPIRACIÓN DEL MIEDO NO ES NINGUNA TEORÍA
Desde hace
mucho tiempo se viene vertiendo pánico en el alma de los seres humanos,
a veces gota
a gota, y otras más a discreción, o a través de un torrente de emociones
desmedidas,
los cuales,
atiborrados de él se ha sentido hastiados de ellos mismos,
sin
comprender el daño que provocan cuando ese miedo se reboza y esparce alrededor,
ya que los
individuos, sin quererlo ni saberlo, lo somatizan de manera particular y peculiar,
inundando con
sus sentimientos y experiencias personales al mundo en general,
incidiendo luego
en las ilusiones de los demás, a raíz de las frustraciones propias,
creando entonces
un caldo de cultivo primordial, lleno de negativismo intelectual y emocional,
y de realismo
sensorial, transformando al medio ambiente en el espejo de sus temores más
profundos,
afectando a
su paso todo lo que les rodea, además a lo que más quieren,
a su yo
circunstancial, y a los otros seres que lo materializan entre las imágenes que
se volatizan
cuando exteriorizan
esos resquemores, por medio de las circunstancias que envuelven sus días,
para después,
con un chorro desbordado de consecuencias e incidencias permanentes,
implicar a todos
aquellos que por ello ya no quieren vivir,
pues consideran
que, para vivir así, llenos de miedos y temores, es mejor no existir.
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