CON UN TOCADO DE
GUIRNALDAS CUANDO ES UNA CORONA DE ESPINAS
Como si tuviera un
gigantesco tocado de guirnaldas en su cabeza,
haciendo de corona
triunfal, la humanidad, tras su paso por el planeta,
descabeza todo lo
demás, estando plenamente convencida que sus acciones
son magníficas realizaciones,
por lo tanto, no desiste en seguir desarrollando
su concepto de
progreso, contra el que se viene estrellando,
cómo se lo
demuestra, una y otra vez, la misma realidad y su propia poquedad.
Cada ser humano,
en nuestro fuero personal,
pensamos que vivimos
dentro de una tragedia terrenal,
física, económica,
ética y ambiental, sin embargo,
en el plano
general nos llegamos a sentir como unos potentes triunfadores,
sobre un mundo al que
avasallamos sin mesura ni control.
Como humanos
seguimos imaginando, ingenuamente,
que dominamos a la
naturaleza, por más muestras que nos entrega ésta,
que esas supuestas
guirnaldas son en verdad una corona de espinas,
que nos laceran la
piel y nos hacen perder la cabeza,
destruyendo, con
nuestra locura, la espina dorsal del único paraíso conocido.
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