LA DESPROPORCIÓN
DE LOS SENTIDOS
Darnos golpes en
el pecho, tras cada error cometido,
para significar que
así asumimos nuestras culpas,
viene siendo una
insana costumbre humana,
pues se ha
convertido en la base de un inane fundamento,
con el cual tenemos
deshecho al planeta, posterior a cada inhumano hecho,
transformando en
un círculo vicioso las consecutivas consecuencias
que aparecen
después de cada acción equivocada,
sin que, por
ningún lado, surjan efectivas soluciones,
que entonces nos
ayuden a resolver los perniciosos efectos
que producen tantos
actos sin sentido.
Mantenernos
alrededor de sistemas tóxicos y destructivos,
además de ser socialmente
improductivos,
en cuanto en
verdad aparentan éxitos individuales, momentáneos o repentinos,
siendo muestras de un
muy pequeño sentido común e intelectual,
dentro de una
especie sin proporción del tiempo y los sentidos,
creyéndonos demasiadamente
inteligente cuando en realidad fenecemos.
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