domingo, 9 de agosto de 2020

UNA PROPUESTA DE CAMBIO PARA UN MAL JUICIO, COMO POSIBLE AVATAR EVOLUTIVO

 

UNA PROPUESTA DE CAMBIO PARA UN MAL JUICIO, COMO POSIBLE AVATAR EVOLUTIVO

 

Desde la gran explosión, también conocida como el Big Bang en el medio científico, donde se formó el universo conocido, nunca como hoy un organismo originado en el proceso evolutivo que de ella surgió, ha estado provocando tanta destrucción y daño, ni siquiera al nivel de los tantos cataclismos naturales que dieron origen y construyeron continentes, o por los producidos debido a la caída de objetos provenientes del espacio, que nosotros, los seres humanos.

Desde nuestra aparición hemos tenido y tomado de herramienta la violencia, y con ella maquillado y sometido a la razón, conduciendo al planeta al paredón cada nuevo día, influyendo con sevicia en su desarrollo, haciendo aparentar, con su progreso constante, una supuesta estructura de evolución sana y fuerte, pero que con su cruda realidad viene horadando y desgastando al planeta, hasta el extremo de tenerlo al borde del colapso general.

Con nuestra inteligencia, característica que se supone es un prodigio natural, que utilizamos quienes decimos ser ejemplo de perfección, al pertenecer a un ser único y sensible, pero es con esa misma condición que venimos haciendo el trabajo de demolición del mundo, sin que con esa misma inteligencia, hasta ahora, podamos comprender que hacemos parte del mismísimo árbol de la vida, que en algún momento, del tiempo transcurrido, desde entonces, se ramificó y dio como resultado el ser que somos, que no logra entender que son nuestras propias acciones, y las concepciones que manejamos, el fundamento principal que desgasta las bases de ese camino evolutivo, dando al traste con las vidas de los  muchos otros seres que pueden tener de pronto más inteligencia  que la misma humanidad, la cual aun así viene actuando con la fuerza que exhibe  la  virulencia de un hongo, un virus o una bacteria letal, enfermando al planeta, y con el resultado que con ella trae, estamos provocando la extinción  de aquellos que por millones de años se  acoplaron y adaptaron a existir en correlación y en cooperación con la propia naturaleza que los engendró, lo que había permitido al medio ambiente funcionar saludable en sus funciones.

Mantener ignorada, y cerrada, la opción del cambio de este cruento avatar, no tiene otro final distinto que dejarnos a las puertas de nuestro propio final, de allí parte entonces esta propuesta de cambio de un mal juicio, que no puede ser otra que la transformación conceptual y funcional, como parte de unos reales avances científicos y tecnológicos, para con ellos regresar al comienzo del momento en que vivíamos en directa relación, e integrados, a las leyes naturales, y que sea posible con ellas reiniciar el proceso de recuperación, y de reconstrucción, de las condiciones que permitan sanar a un planeta, que desde hace tiempo se encuentra en un estado agónico y terminal, aunque nuestro actual progreso lo presente, y lo considere, más maduro y desarrollado que nunca antes.

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