LA FRUSTRANTE DECEPCIÓN QUE DEBEN
SENTIR QUIENES COMUNICAN
Para cualquier medio de
comunicación honrado, y respetuoso con sus ideales y de su misión, tiene que
ser bastante decepcionante, y hasta frustrante, al saber que sus esfuerzos
comunicacionales, con las sociedades a las cuales pretenden cubrir, informar,
ayudar y abastecer de noticias, cuando son esos sus reales objetivos, terminan
siendo ineficaces o casi nulos, al sentir y ver correr el tiempo, y con él enterarse
del poco efecto que tienen los mensajes positivos y la información veraz que
envían, publican o intentan visibilizar, sobre los individuos que componen esas
comunidades, pues éstos han preferido optar por la indiferencia, la apatía, la
ignorancia o incluso el desprecio a los mensajes que reciben, ya que se han
convencido que no existe nada, en su mundo conocido, que vaya a cambiar esa realidad.
En una especie de juego a
la ruleta rusa, donde cada quien se entretiene con su propia vida, esperando en
que preciso momento lo termina visitando la muerte, en cuanto que el ciudadano
de hoy está involucrado en una espiral de sucesos incontrolables y con ellos ha
caído en un estado de desesperanza total, es tan abrumador este escenario, que
prefiere sumirse en su pequeña burbuja, que ahora es el mundo personal, donde
cada quien intenta sobrevivir a su manera, dejando en manos de dioses, o de otras
personas o seres, la posibilidad que ocurra el milagro que cambie esta
tendencia mortal.
No podemos desconocer que
la vida como tal se ha venido convirtiendo en una clase de sueño, tal cual
tituló hace muchos siglos atrás Calderón de la Barca su reconocido libro, demostrando
que aunque la humanidad, y su entorno, se transformen, supuestamente en un
mejor ambiente, las ideas negativas y calamitosas se mantienen en la psiquis de
unas sociedades acostumbradas al abuso, el engaño y a la manipulación de los
gobernantes, igual que ha ocurrido en casi todas las épocas, quienes, con muy
contadas excepciones, se han apropiado de los sueños generales para hacer
posibles los sueños personales, así tengan que arriesgar, con ellos, la
existencia de todos los demás; y aunque todos sepamos y conozcamos de muchos casos
de personas buenas y nobles, los ejemplos que matizan lo contrario son más
visibles que los de aquellos, no dándole oportunidad a la esperanza de convertirse
en un mejor futuro, transformando a la realidad en una mala pesadilla comunal,
por más señales que hayan de otros caminos que nos conduzcan hacia otros
destinos.
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