DESMEMBRÁNDOSE UNA
ESPECIE DESDE EL PROPIO ÁRBOL DE LA VIDA
Entre
los misterios más grandes de toda la evolución existen unas cuestiones que se desbordan
de todos los parámetros,
las cuales
brotaron en el mismo instante que se engendró la energía, tras la gran expansión
que después dio origen al universo,
disparando
sus causas sobre todo el cosmos conocido, manteniendo un fuerte impulso a
partir de esa creación,
que
hasta ahora no tienen parangón, ni tampoco solución, incluso siguen siendo inciertos
sus efectos contra la materia,
manteniendo
unas consecuencias, diversas y dispersas, entre las mentes de unos seres aún desconocidos
para ellos mismos.
Una de tantas,
es la supuesta eternidad, como igual el tiempo que la mide,
otra es
la idea de perfección y el Dios que la concibe entre un espacio sin límites,
siendo todas
ellas magnitudes insondables dentro de las mentes imperfectas desde donde se emiten
estas ideas,
fulminando
en un nanosegundo la comprensión de unos sucesos inacabados,
desgarrando
con sus supuestos actos racionales la antimateria con que se consume sin
reparos la idea de su propia inteligencia,
que
desmiembra a esa misma especie del tronco que dio origen al árbol de una vida
irrepetible e inigualable hasta el día de hoy.
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