OPINANDO DE MÁS
A raíz de los últimos acontecimientos, desde desastres naturales, visita de un papa, destapes de la corrupción generalizada, hasta elecciones de gobiernos fascistas, quisiera anotar que parte de estos muchos, y graves, problemas se están generando a partir del advenimiento de los plutócratas al poder en el mundo, pues según muchos analistas, es a partir de este suceso que se generan los hechos donde los orígenes y los fundamentos de las sociedades, y de las cosas, perdieron todo su sentido y motivo, pues desde aquellos tiempos, hasta un simple reloj dejó de servir para marcar el tiempo, pues desde entonces hasta estos adminículos se han convertido en otro de los diferentes símbolos de estatus social, los que tanto les fascina a éstos enrostrar a los demás, como igual, pasa con los carros, los celulares o cualquier otro objeto, o conceptos, que fueron ideados e inventados por los humanos prodigiosos, desde un principio, buscando servicios, ayudas o avances, en pos de facilitar la vida de todos, enriqueciendo, por estos motivos y no otros, a quienes los hacían y buscaban con esmero y paciencia.
No como hoy, que hasta los limites de la moral y la ética humana se encuentran confusos y difusos, tan cerca de la delincuencia y de la corrupción, que en las sociedades actuales estos comportamientos delincuenciales, son tan normales y comunes, que poco las concita a actuar, por más que las afecte en grado sumo, porque resulta qué, en ellos, está retratada la cruda realidad de todo el mundo, ya que con los parámetros éticos y morales actuales, cada quien se encuentra luchando contra sus propios limites, los que, la mayoría de la veces, también se confunden con el afán del triunfo personal en estas sociedades individualistas, donde se premia al que tiene, a como de lugar, y no al que sabe como debe tener.
Porque igual debiera ser una obligación, si no por lógica, sí por sentido común, el que éstos irradiaran sus riquezas sobre los demás, como un signo de inteligencia y humanidad, virtudes bien escasas entre los miembros de la alta sociedad, los que desgraciadamente hoy llegan allí más por delincuentes que por capacidades legales o mentales.
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