sábado, 23 de septiembre de 2017

EN EL JUICIO FINAL

EN EL JUICIO FINAL

Consumiendo el tiempo de su destino, en un juicio final, 
la indolente humanidad participará tan solo con su testimonio al final del mismo, 
ya que la culpabilidad del caso, dirán, 
recaerá en el poder perverso del popo del diablo, el oro,
que se ha ido acumulando en las manos de unos cuantos individuos, 
quienes a su vez se defenderán de todo, 
señalando al Dios que se han inventado.

Sin un juez a quien revirar, en este hipotético proceso,
termina en el preciso momento en que cada quien renuncia a su defensa, 
por su riesgo y cuenta, para ser testigo luego de la presente destrucción, 
aduciendo qué, como hacen parte de unas mayorías, 
la regla natural es no hacer nada, 
al menos hasta que aparezca la señal de un Dios, 
por muy inventado que sea, 
pero que es aquel con el que cada quien se ha criado.
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