VELETAS
HUMANAS
Después de muchos siglos de evolución, entre tanta
confusión, no hemos aprendido a digerir la realidad, la que asumimos como obvia
sin poderla analizar, es así que, con las certezas que tenemos, aún suponemos que
nuestra suerte, como humanos, está en las manos del Dios que inventamos, por lo
que actuamos como veletas expuestas al viento, que cambian de rumbo, aunque no
lo quieran.
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