DE
UNOS ÁRBOLES A UN CHAPULÍN ¿Y AHORA QUIEN PODRÁ DEFENDERNOS ENTRE TANTA
INSENSATEZ?
¿Qué tipo de desastres ambientales tienen que pasar en el
mundo para que la protección del medio ambiente se vuelva una prioridad para
todos los seres vivos? ¿Cuántos desastres naturales tenemos que
experimentar, y en donde, para cambiar nuestra forma de vivir?
¿Es
acaso la sobre-explotación de los recursos naturales y ambientales la única
manera de producción humana, cuando actualmente poseemos el conocimiento y los
recursos para proceder y actuar de otra manera?
¿Podrá
la raza humana tener el poder general para controlar una visión individual, la de
algunos cuantos seres, que se imponen ante su futuro?
¿Cuándo
le daremos a los arboles la importancia debida, en un mundo donde todos saben
que son ellos los que realmente regulan los ciclos más importantes para todos
los demás seres vivos, como son los ciclos del oxígeno, el hidrógeno o el
carbono?, para mencionar solo tres de los muchos otros ciclos que afectan
directamente, ellos que son los seres vivos más importantes para la vida, pero que
no se pueden expresar, y donde los que queremos protegerlos no tenemos el poder
para defenderlos. ¿Hasta cuándo, la vida en general, será secundaria de la rentabilidad?
Estas son solo algunas de las muchas preguntas que vienen
rondando, desde hace mucho tiempo, en la mente de todas las personas, de
aquellas que pueden analizar y sentir lo que está pasando, no solo aquí en
Colombia, sino en el mundo entero, ante las evidencias físicas de una
destrucción acelerada y constante de nuestros entornos, por la explotación sin
control de sus recursos naturales, donde son tantas las evidencias, que asustan;
como los cambios bruscos en el clima, y con ellos su efecto directo en la
disposición del agua dulce, o el aumento exagerado de las temperaturas y de la
contaminación, o la desertificación de los suelos, o la desaparición permanente
de muchas especies, que cualquiera hoy puede notar lo que está pasando con solo
haber vivido unos cuantos años, con los que puede hacer comparaciones con los
años anteriores, porque hoy los cambios ambientales son tan rápidos o veloces,
que no dan tregua, ni siquiera a una generación para digerirlos ni mucho menos
para controlarlos.
Son tan claras y graves las señales de los desastres
ambientales que se avecinan en nuestro pequeño mundo, pero tan ignoradas o
invisibilizadas por los grandes capitales que lo explotan, que pareciera un
asunto sin solución y de resignación general, hasta un extremo peligroso, porque
estamos mirando hacia afuera del planeta como la única salvación de todos
nuestros problemas, desechando como solución la recuperación de la Tierra, aun
sabiendo que con ello también estamos ignorando y condenando la opinión o el
querer de las otras especies, haciendo mucho más peligrosa ésta actitud, pues
en el fondo todos sabemos que la única solución posible que tenemos, por ahora,
es salvar a nuestra Tierra, pero resulta que con la insensatez permanente en
que vivimos estamos confundiendo realidad con ideal, porque puede ser posible
que entre nuestras tantas utopías por realizar, se dé que en 200 o 2.000 años ésta
la estemos alcanzando, haciendo reales esos vuelos a otros mundos, pero por
ahora no estamos comprendiendo que eso no es real, ni ahora, ni ya.
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