LA
PIEL COMO VESTIDO DEL HOMBRE SIN ALMA
La piel es el vestido de un alma solitaria que reside en
cada quién, que contiene a un ser incomparable y confundido, dueño único de
ella, pero que a la vez es ignorante que, dentro de su cuerpo, que cada cual exhibe
a su manera, existe una energía extraordinaria, suficiente para abalanzar a
cada individuo hacia el destino anhelado o soñado.
Sin embargo, con los ojos, que se utilizan como los lentes de
una cámara en el cerebro de cada ser, y que en cada persona son muy selectivos,
porque miran lo que quieren ver y desechan todo lo demás, por rutina o por
inquina, quedando guardados en él hechos intrascendentes y sentimientos
impostados en los cerebros, que después los usan como discos duros de viejos computadores,
donde van dejando registrados solo los acontecimientos y recuerdos escogidos por
otros.
Luego, cuando deben decidir por objetivos contundentes en
sus vidas, o por sentimientos más decentes con sus semejantes, no saben cómo
escoger ni tampoco proceder, o porque no han vivido esas experiencias o porque ignoraron
las de otros, y que en esos otros fueron vivencias y enseñanzas, pero que en
quien las ignora se transforman en insolencias para sí y en indecencias para otros.
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