LA ACHICORIA HUMANA
Como una semilla
de achicoria, o sea un diente de león,
flotando en el
aire e impulsada por el viento,
la humanidad viaja
sola por el espacio, sin un rumbo fijo ni determinado,
desconociendo el nuevo
lugar donde al final se ha de posar,
para intentar allí,
en cualquier otra parte, de nuevo brotar,
después de destruir
al planeta que tenía de hogar.
Es tan torpe la
humanidad, qué, aun sabiendo la verdad,
de lo que ha hecho
en realidad, su actitud sigue siendo la misma,
y no la quiere ni
piensa cambiar, a pesar de todo lo que le pueda pasar
por destrozar la
Tierra, que era su único hogar y lugar.
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