AL VAIVÉN DE TU CINTURA
Cuando te conocí, el tiempo se detuvo en tu cintura,
y desde entonces, pernoctan
allí mi orgullo y mis maneras de pensar,
moviéndonos los dos al vaivén
de tus caderas,
y de tu forma de querer, y
de amarme por placer.
Eres la dueña de mi amor,
eres la esencia de mi ser,
eres la fuerza que me da
las ganas de existir, en este mundo sin razón,
sintiendo en mí el ritmo de
tu corazón, para vivir con la ilusión,
la que me produce tu
cuerpo de mujer al moverse sobre mí.
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