UNA HUMANIDAD RESIGNADA EN UN PLANETA
SUBORDINADO
La humanidad no puede, con
sus virtudes, y en sus vicisitudes,
mimetizar sus grandes y gravísimos
problemas,
por el contrario, ellas,
las virtudes,
le matizan los millones de
defectos,
que se le multiplican por los
efectos del descontrol con el que convive y coexiste,
provocándose con ellos una
cascada de justificaciones sin límites,
con las que termina
aceptando tantos errores, y con ellos tanto horror.
Los individuos, mientras
tanto, con sus vidas particulares,
se debaten entre poder ser
originales, o generales en su función,
y en esos mismos momentos,
paralelamente,
el planeta no entiende cuál
es su rol en los problemas generados por los humanos,
ni le encuentra explicación
a su destino cotidiano,
que es lo mismo que terminar
todos resignándose con sus papeles,
la humanidad en su camino señalado
y pavimentado por otros de antemano,
y el planeta con su cruenta
condición de subordinado.
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