DOS MUERTES Y UNA METÁFORA
Llorando ante el cadáver de
una madre, recién muerta por inanición,
un hombre le promete a ésta
lo que no cumplió cuando aún vivía,
o sea, darle de comer a un
hambriento, y darle de beber a un sediento.
Luego del entierro, con el
recuerdo todavía fresco de su madre viva,
se marchó de la casa
materna, pues ya la había vendido sin dolor ni pena,
transformando esa promesa,
hecha ante el cadáver aún tibio de su madre muerta,
en una ridícula mentira y
en una cruel metáfora que inconsciente se cumplió,
porque terminó el mismo hartándose
de comida, con el dinero recibido por hacerlo,
y bebiendo licor hasta
perder toda la razón.
Cuando creyó aquel hombre que
recobraba el sentido de la conciencia,
resultó que estaba tendido
junto al cuerpo de su madre,
quien lo miraba con odio y
con desprecio,
así que pensó que estaba desvariando,
o quizás soñando,
por efecto de los excesos
cometidos, intentó entonces levantarse y no pudo,
fue cuando se percató que
el problema era serio,
ya que estaba en la misma
dimensión donde su madre estaba muerta.
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