jueves, 30 de noviembre de 2017

LA VIUDA DE LA PLAZA

LA VIUDA DE LA PLAZA

Toda de negra estaba vestida una viuda en el centro de una plaza, donde agitada por el viento su falda se alzaba para mostrar unas hermosas piernas y que no tenía puestos los calzones, por lo que a partir de allí fue Troya en el pueblo, pues se alborotaron las pasiones de varios hombres solitarios, quienes emocionados por lo que veían se atacaban y peleaban como asesinos y matones.

Navajas y machetes afloraron de repente, el sol hizo brillar las hojas de metal mientras se cortaban y apuñalaban aquellos brutos, presentes en esa plaza aquel mes de septiembre, puesto que anhelaban poseer a aquella viuda indecente.

Cuando la viuda, en tremendo despelote y desespero dijo basta, ya en el piso yacían cinco cuerpos desmembrados, y al mismo tiempo varios otros reptaban, como gusanos, intentando asirse a las piernas de esa viuda, que al ver esto corrió enloquecida hasta caer rendida en la pila de la plaza de donde brotaba un agua de color rojo, por la sangre de los muertos que se filtraba en el pozo.

Al final del aciago día, encontraron a esa viuda colgando de una viga en la sala de su casa, y cuando la fueron a bajar se encontraron con dos hechos referentes, uno era que ya se había puesto los calzones, y el otro era una nota suicida donde decía: “estoy decidida a cambiar esta vida actual para no volver a amar a aquellos que hicieron emanar de mí las más bajas pasiones con las que se alimentan mis turbias emociones, que hasta me hacen quitar los calzones”.
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