CUANDO
EL DOLOR DE LOS VIVOS ES EL SILENCIO DE LOS MUERTOS
La Tierra, con el tiempo, se ha ido convirtiendo en el
infierno de la pesadilla en que la humanidad sueña, haciendo necesaria la invención
y la presencia de un Dios para salvar sus sueños.
Mientras tanto, viajando por el mundo va un ejército de hombres y mujeres de mentes rediseñadas, convencidos que las verdades aparentes son más fuertes que las verdades valederas, y así, a base de infundios, los pueblos y ciudades, por donde pasan, han sido convencidos que de las mentiras verdaderas se obtienen excelentes resultados y muy buenos dividendos.
Por eso pululan sicarios y mercenarios por todas partes del mundo, todos dispuestos a cobrar por los esfuerzos de atrapar entre sus manos las vidas y valores de sus hermanos, cuando al mismo tiempo rezan a los dioses de sus entuertos, buscando proteger con ellos sus intentos de secuestro y violencia.
Después de los muertos, que estos ejecutan, solo queda un silencio sepulcral, que poco a poco se apaga, y es cuando el dolor de los vivos se acostumbra a esta violenta rutina que se impuso a costa de mentiras.
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