domingo, 19 de noviembre de 2017

VIVIENDO Y CRECIENDO CON EL ENEMIGO

VIVIENDO Y CRECIENDO CON EL ENEMIGO

En estos reinos donde reina el señor, dichosos son aquellos que acumulan riquezas y dinero sin denuedo, virtuosos los otros, algunos que las producen sin agüeros, porque de ellos son los reinos de ésta Tierra y de los cielos.

Esos son los mismos personajes que se encargan de taladrar sus leyes hasta en los tuétanos y los genes de las próximas generaciones por nacer, mientras que machacan y repiten sus obtusas normas, desde que amanece hasta que anochece, para que cualquiera que esté vivo las repase o las aprenda.

En las radios de todo el mundo, todo el maldito día, se escucha un sonsonete que repite sin cesar:” el tiempo es oro y nadie lo puede desperdiciar, ni pensando ni mucho menos exigiendo justicia”

Igualmente, en las televisiones encendidas todo el bendito día, en todo el orbe, se oyen y se ven, a cada rato, cientos de clichés y mensajes, exigiéndole, a cada quien, paciencia y vasallaje hacia un sistema que propende por la obediencia total a unas mayorías torpes e ignorantes para unas minorías indolentes y avarientas.

Es en éste ambiente de pesimismo general donde la humanidad despierta cada día, porque no hay maneras de convencer a aquellos que desde que nacen solo sirven para acumular riquezas materiales para sí, sin importarles un pepino, un comino, ni siquiera un rábano por lo que le ocurra a las otras riquezas acumuladas por las sociedades, como las intelectuales, culturales, éticas o morales, ya que al mismo tiempo, y sin temor, éstos le están heredando a sus propios hijos esos mañanas de terror y tristeza.
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