PARA QUE ALGUIEN HAGA BULLA
Con el alarmante alto nivel de amnesia en el que vivimos los colombianos, donde hay momentos que parecemos ignorantes de todo lo que nos pasa y nos rodea, se hace necesario, y con carácter de urgente, que algún personaje o institución, sería mucho mejor si fueran muchos personajes o instituciones, con autoridad moral y ética, ya que nunca han estado involucrados en delitos, que aparezcan en el panorama nacional para que hagan resaltar la importancia del momento histórico en el que estamos, sobre todo a los jóvenes, quienes en el espectro poblacional son las actuales mayorías, pero que en el mundo virtual donde viven metidos ignoran los antecedentes de nuestra historia, de su propia historia, haciéndolos poco participativos en la misma; no de otra forma se puede calificar la casi total apatía con que la sociedad esta recibiendo el momento trascendental, por lo histórico, como es el actual, el del desarme del principal grupo guerrillero, las Farc; acuerdo que hasta ahora es solo con ellos, pero que puede llegar a ser con todos los grupos guerrilleros de izquierda.
Acabo de cumplir 60 años, y considero que la mayoría de los colombianos de mi generación crecimos soñando con vivir este momento de pacificación y de intento de normalización de la vida social de todos, por lo que no deja de ser tremendamente paradójico que a puertas de alcanzarlo aparezcan todo tipo de obstáculos y de problemas, sobre todo los que esgrimen aquellos que por años se han aprovechado de esta guerra sin sentido, con dilemas morales contra los guerrilleros pero menospreciando sus propias faltas y pecados, de igual o peor magnitud.
¡Por favor que alguien nos convenza que es un tiempo de acuerdos, no más incertidumbres al respecto!
Acaba de salir un estudio que habla de las consecuencias de la polución ambiental en la salud de las personas, falta ver que esa sea una de las causales de nuestra desmemoriada general, o faltaran estudios futuros que demuestren que el alto consumo local de sustancias mutagénicas, empezando por el alcohol y muchas otras drogas más, como las sublinguales, nos estén dejando, como también al resto del mundo, sin historias propias ni recuerdos.
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