MAQUILLANDO EL BOLLO
DE LA CORRUPCIÓN
Es de
dominio general, en este país, que cuando los políticos hablan de secretos de
estado con respecto a los contratos públicos, es porque estamos ante una
corrupción camuflada y maquillada de legalidad, pues de ellos dependen sus
pequeños imperios y en ellos se desenvuelven los diferentes y desacreditados
partidos políticos como peces en el agua; nuestros dirigentes son seres
especiales que cuando les preguntan por los desfalcos al erario, solo dicen no
saber nada o que eso no es con ellos, por eso no sorprende que la gente del
común piense que robar es natural o que es la única esperanza de vivir
mejor.
Igualmente
es de conocimiento general que la avidez, ataviada aquí de visiones de negocios
o de oportunidades de inversión, de esos dirigentes, sean estos públicos o privados,
no tiene límites, ni éticos, ni materiales ni morales, pues con tal que este
sistema trabaje para ellos y sus clanes, han desarrollado una trama
impenetrable, que se traga el beneficio general, sin importarles que esos
ingresos en sus arcas personales hayan significado cientos de niños muertos por
los robos al sistema de salud, miles de conocimientos perdidos por el asalto
continuado contra el sistema educativo, o las millones de oportunidades
despreciadas al no generar fuentes de trabajo por apropiarse de los recursos de
la infraestructura.
La justicia
humana contra ellos no trabaja, solo son amenazados con castigos religiosos por
clérigos avariciosos, que castigan lo oprobioso con indulgencias monetarias, o
por jueces venales, cuando el castigo terrenal ya no tiene sentido porque los
directos responsables, o han trasteado sus botines a paraísos fiscales, o ya se
han reproducido con empresas o en familias, y la culpa que es personal, se la ha
llevado el muerto.
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