EL TRUMPÍSMO QUE ARRASA
Hoy hay un nuevo
término, que se está haciendo muy popular en el mundo entero, por doquier la
globalización lo está regando de voz en voz, y va imponiéndose desde la China
hasta la Conchinchina, así sea a partir de premisas falsas, pues a la gente poco
inteligente, a veces indecente, no le importa propalar ideas absurdas con tal
de figurar en Google, en YouTube, en Twitter o en Instagram, y mucho más ahora,
cuando escasea tanto el sentido común.
Ese término es
el trumpísmo, el cual hace referencia a un personaje abusivo y algo loco, copetón,
bocón y complaciente con los poderosos, al que comparan jocosamente con el moco
de un caballo, ya que ésta flema ocurre cuando el brioso animal estornuda y ese
moco que sale de sus hoyares se pega de cualquier parte.
Dicen que eso
es ser trumpísta, que es volverse vanidoso, aunque sea bastante asqueroso, que es
creerse ser la última gota de agua en un desierto imaginario, donde no para de
llover y el miedo reina y la ignorancia campea, insisten que el trumpísmo es
algo diferente al populismo, pero al mismo tiempo son los mismos que coronan de
heroísmo a los mismos que se ufanan de arrasar al paraíso.
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