JUGANDO A SER DIOSES
Algunos ven
a los otros como masas sanguinolentas y deformes, de donde a veces brotan
pensamientos y sentimientos nobles, los que, por lo general, son considerados desechables
e intrascendentes, pero esto no supone para aquellos que por eso les tengan que
mejorar las condiciones, por el contrario, se ceban con el olor de su pobreza.
Otros
sucumben, mientras tanto, al encanto material de una vida breve, por lo que no
se ponen a pensar en lo que hacen, o si conviene a los que vienen, solo viven
el momento en el que están, aunque a los demás esto les llegue a implicar la propia
muerte.
Por lo tanto,
los demás nos debemos conformar con lo poco que tenemos, porque si llegas a protestar
por el maltrato recibido, serás tildado de bufón del comunismo, pero si callas,
serás destrozado por cuestión del consumismo.
Hoy el
panorama de la vida simple está atrapado en el modelo de una egolatría compartida,
con el Dios dinero como el foco del destino individual, sin importarle a nadie que
ésta elección nos esté llevando a todos al fondo de la evolución, donde parecíamos
destinados a la perfección, tal cual a la imagen del Dios que algunos dicen nos
vigila, pero que nos está dejando poco a poco corromper.
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