UNAS APARIENCIAS QUE NO ENGAÑAN
Entre la sociedad, aunque
existan personajes sobriamente vestidos,
exhalando un aurea de
santidad, en realidad son monstruos asesinos,
por más que quieran aparentar
ser la flor y nata de la humanidad,
y aunque reclamen ser
los directos descendientes desde dioses y de reyes,
sin embargo, simplemente
son la gente que sostiene, con su mente y sobre el mundo,
una simiente, con la
cual siembran los campos del planeta, con la muerte que decretan.
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