NUESTRAS VIDAS SON COMO PARTIDAS DE AJEDREZ
Tal cual a una partida de
ajedrez se parece envejecer,
toda ficha es como una
dicha y el tablero se parece a la avaricia, o la codicia,
por lo que saber mover las
fichas se convierte en la clave de crecer y hasta sentir placer,
donde cada quien debe
aprender a jugar sin tener que ofender a los demás,
ofreciéndole al rival la
oportunidad de comenzar para luego responder,
como lo hace el alfil, el
caballo, la torre o el peón,
dejando para el final poder
mover al rey y a la reina, que cada cual internamente lleva,
pendiente de hacer parte de
una terna existencial modesta y natural,
donde cada quien alterna
con los demás para saber vivir sin romper el tablero,
sin tampoco tumbar las
fichas antes de finalizar el juego,
anticipándose a la violenta corrupción
que imponen otros eliminando la propia.
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