DENTRO DE LA VACUIDAD DE UN VIENTRE
Somos fruto de un error, gestado en los vientres
de unos seres sumisos y obedientes,
quiénes probablemente quería un futuro diferente, pero sin
poder hacer nada
para cambiar la conclusión de unos hechos consumados en lo
que ahora somos.
Creo firmemente en las evidencias que confirman lo
que expongo,
no de otra manera la realidad altanera fuera la alternativa partera
de nuestras historias,
siendo el eje central que hoy nos permite desechar la
vacuidad que contiene el término,
con el que nos aconsejan poder dejar de lado lo que dicen los
hechos blindados
a través de la fuerza impuesta por un desamor fundido entre
las vaginas que nos alojaron.
Son muy pocos los seres humanos nacidos fruto de un amor,
remitiéndonos a lo que significa el concepto,
un sentimiento de afecto y atracción sobre un objetivo, ya sea
algo vivo o inanimado,
a los cuales se les desea todo lo mejor,
en cuanto que la mayoría somos resultado de una pasión desenfrenada,
dada en un momento dado, desbordada por las emociones, o por las
situaciones,
salidas del descontrol intelectual,
dando lugar, obligatoriamente, a las circunstancias actualmente
conocidas.
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