NUESTRO PLANETA ES UNA CARNICERÍA
Nuestra piel es un traje a la
medida,
diseño magistral de una
naturaleza compungida,
ya que busca ocultar a una
fiera desmedida, que respira por la herida,
mimetizada entre músculos,
tendones, órganos y huesos,
tras cada cuerpo humano estando
en atención, y en permanente tensión,
siempre prestos a devorar a
la primera presa confundida que les pase por el lado,
brindándoles así la ocasión
de morder un cuello con presión,
para respirar la exhalación
de sus últimos alientos,
sintiendo con placer el estertor
de una vida que se escapa y que se apaga.
La especie humana, entre todos
los seres naturales, interpreta el papel del matón,
extinguiendo, sin pena ni dolor,
cada especie que le acompaña,
pues éstas desaparecen violentamente
ante el avance de su gente,
haciendo del planeta un
matadero, donde cada humano se ha vuelto un carnicero,
colgando en los garfios de las
cocinas sus cuerpos en canal, listos para tasajear,
y luego dárselos de alimento
a los hijos que ven normal este espectáculo de muerte.
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