LA FUERZA HUMANA ES AJENA A LA
ENERGÍA MOLECULAR
Siendo cada ser vivo un
mundo aparte,
el infinito que
comparten no se puede conmensurar, ni tampoco dimensionar,
solamente se reparten
una materia que se transforma con el tiempo,
entre un espacio que
no necesita la fuerza molecular que requieren para existir,
simplemente se
conforma con emitir la energía suficiente
para hacerlos concientizar
una idea, la que tienen de ellos mismos,
totalmente ajena y diferente
al diseño universal,
en cuanto los electrones
que los componen fluyen mientras huyen del concepto general,
creando las teorías
que hierven mientras se evaporan sobre el fundamento individual.
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