EN EL SOLSTICIO PERMANENTE DE UNA ESPECIE INDECENTE
Viviendo dentro de un solsticio anti ético permanente
la especie humana se acostumbró
a violar, constantemente,
un planeta que la alberga a ella
y a las demás especies,
alejándose de una línea ecuatorial
de la mínima moral,
aquella que es necesaria para habitar
correctamente sobre él.
Surgen, tras cada segundo de nuestra
presencia,
actos de una energúmena existencia,
en cuanto escribimos con ellos una
historia de indecencia,
donde va quedando consignada la
inconsciencia
de una humanidad compuesta por individuos
desbordados de violencia,
sin que podamos recuperar la
senda perdida,
la que nos llevaba junto al
origen de la vida universal,
hoy unida al desbalance de una
energía nuclear, y en general,
con la que hacemos explotar nuestra
cordura natural.
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