EL DESPERTAR DE NUESTROS DESEOS
Acurrucada y en posición fetal,
te abrazo y te contengo,
mientras siento el calor de tu
cuerpo
irradiando los deseos que
tienes para entregarme,
conduciendo a los míos hacia una
máxima erección,
la cual no detengo, escarbando entre
tu piel,
lo que ayer apenas fueron frías
emociones,
sintiendo ahora la temperatura
que sube en cuanto te volteas,
indagando con mi boca donde están
tus labios,
y así poder calmar la sed de un
amor humedecido
tras el sudor de nuestros
cuerpos enloquecidos,
encontrando, en medio de
nuestras piernas,
el motor que enciende una
pasión adormecida,
la que creíamos que se nos
había entumecido.
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