LO INJUSTIFICABLE DE LO QUE ES MÁS QUE
OBVIO
Traigo a cuento este
enunciado a raíz de lo que viene sucediendo en casi todos los países de nuestro
planeta, sean industrializados o emergentes, cuando están protestando pues
vienen siendo sometidos y concientizados, todos, a sistemas económicos
sustentados en razones de dominio corporativo, o de concentración de la riqueza
en muy pocas manos, acciones ejercidas a partir de políticas de Estados que han
sido cooptados por empresarios, comerciantes, negociantes o magnates, propietarios
éstos de esas corporaciones, quienes a través de sus influencias han podido imponer
lo que ahora se denomina la corporatocracia, o sea tipos de gobiernos ejercidos
por las corporaciones industriales o financieras globalizadas.
Aunque China es
actualmente uno de los países que mayormente está imponiendo la fuerza y la
presión de sus corporaciones, basado en un sistema político y económico denominado
sistema híbrido por muchos de esos mal llamados expertos, porque se encasilla entre
comunismo y capitalismo de Estado, el cual se diferencia sustancialmente en que
éstas hacen parte de una política estatal que como potencia impuso en los años 70
el Partido Comunista Chino, para beneficio exclusivo de sus propios ciudadanos,
cuando determinó desarrollarse primero internamente, con un plan de progreso
selectivo y exclusivo para los chinos, pudiendo entonces irrigar las ganancias
que éstas obtienen a través de sus sociedades, a diferencia de lo que ocurre en
el resto de los demás países del mundo, por lo común regidos y administrados
bajo unos regímenes donde las corporaciones son privadas, o de carácter personal,
individualizando los beneficios, las rentas y las participaciones accionarias,
lo cual permite y promociona la concentración de la riqueza en pocas manos,
además que facilita el erosionamiento del aparato productivo en general, cuando
esas empresas o corporaciones no tienen intereses en el crecimiento estatal ni
colectivo.
En el caso específico de
Colombia, y sin pretender aparentar ser un gran especialista del tema, si puedo
expresar que siempre en nuestra historia de Nación hemos aceptado estar
sometidos a intereses foráneos, pudiendo también asegurar que desde la apertura económica, puesta
en marcha a finales de los años 80, en el gobierno de Virgilio Barco, y después
acelerada en los 90 por el gobierno de
Cesar Gaviria, caímos en manos de una dirigencia que se entregó en cuerpo
y alma a esta idea importada, concebida e impuesta por las entidades
financieras internacionales, a través de tratados de libre comercio, vendiéndonos
desde entonces al capital extranjero, como países en general, dejándonos
convencer de las oscuras y siniestras teorías del neoliberalismo internacional,
impuesto éste por medio de los gobiernos que empezaron a promulgar y a expandir
como panaceas las leyes de los mercados libres, representados particularmente
por Reagan en Estados Unidos y Thatcher en Gran Bretaña, quienes cínicamente construyeron
y desarrollaron la premisa de la desesperanza como ideal humano, produciendo
generaciones enteras de sociedades liquidas, como las denominó en su momento el
filósofo Sygmunt Bauman, quienes empezaron a creer que con solo soñar que algún
día serían prósperos era más que suficiente, por lo cual venimos dando tumbos
como sociedades, y en estando de permanente caída libre como Estados, llevándonos
con ellas las concepciones de naciones en picada, destruyendo a los estados de
derecho y a los incipientes aparatos productivos, que mal que bien éstos tenían,
y de paso desaprovechando las posibles ventajas comparativas naturales y únicas
de cada país, especialmente en Colombia, en cuanto que somos un país sin sentimientos
de pertenencia ni auto respeto.
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