LARVAS HUMANAS Y DESCOMPONEDORES PLANETARIOS
Tras cada herida que se produce
en la Tierra se concitan, por cientos,
larvas humanas, chupando su sangre
y ansiosas de alimentarse con su carne,
para así poder saciar, con sus
recursos naturales, las ganas de lucrarse,
dejando detrás de sí un claro rastro
que convoca al resto de humanos,
simples seres dementes pretendiendo
estar, en cada una de ellas, presentes,
sin importarles las
consecuencias que allí representan sus acciones.
La reacción de cada tejido
lacerado, sobre el planeta,
es crear una costra de suelo
erosionado, en el cual,
con las primeras gotas de lluvia,
se conforma un barro mortecino,
en cuanto aparecen unos granos llenos
de pus,
donde después se desarrollan pústulas
sociales,
provocando en las mentes de las gentes
la predisposición de crear,
conscientemente, todas las
enfermedades que hoy nos entierran.
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