UNA ENERGÍA QUE IMPLOSIONA TRAS CADA UNA
DE NUESTRAS EXPLOSIVAS MENTIRAS
La humanidad es la única especie,
en todo el universo, que existe atrapada
en una especie de cuerpo,
qué, aunque sea palpable, es insustancial,
porque es el tiempo el
que le define la elasticidad de su espacio finito,
donde habita, mientras lo deshabilita con su propio proceder,
el cual está limitado por
una mente inclemente e insolente,
de la que surgen unos
pensamientos infinitos, deformes e indolentes,
con los que cree no hacer
parte de la materia universal,
ya que considera que se
forman aparte de la energía cósmica,
la misma que termina acelerada
detrás de esos conceptos errados,
generadores de las ideas
que la conducen hacia un abismo inmaterial.
Como individuos, hacemos
parte de la implosión de una fuerza extraordinaria,
pero que nace muerta
desde el propio instante en que nace nuestra impostura,
estando convencidos de engañar
a los átomos que brotan de nuestras mentiras,
y con ellos, pensar que
podemos cambiar la única verdad,
la que rige a un universo
ajeno a nuestra realidad.
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